El feudo que tradicionalmente había votado rojo el 21D se volvió naranja. El debate sobre el color de las banderas se antepuso al del modelo de sociedad, y dejó al PSC (y a Común) en un campo político indiferente para la mayor parte de la sociedad que trasladó el color de sus banderas a la papeleta del voto. En esa contienda no podía entrar el PSC (ni Común) que había construido un relato basado en la transversalidad y en construir los puentes necesarios para ir mermando la confrontación de los dos bloques sociales, el 21D pasó por encima de todo intento de discursos inclusivos y no cupo el eslogan de "un sol poble". El socialismo no puede entrar en esa guerras de banderas, en defender rancios patriotismos y dejar al margen la lucha por una sociedad más justa y solidaria interretorialmente y, eso, a pesar del coste electoral que conlleve para las siglas. Arrimadas ganó las elecciones envuelta en la bandera española pero desconocemos sus propuestas para la sociedad catalana que no sean volver a la españolidad.
El área metropolitana de Barcelona y Tarragona que había conectado tradicionalmente con la izquierda (de forma significativa con el PSC) y que había sido el contrapunto frente a las veleidades independentistas de la Cataluña rural e del interior esta vez le dio la espalda al socialismo porque antepusieron la identidad territorial por encima de su sentimiento social de izquierdas, la polarización del debate les hizo priorizar la identidad nacional. Es posible que las alegrías de Iceta en un discurso con guiños continuos al soberanismos (intención de pedir el indulto, oponerse en un primer momento al 155 ... ) lo alejó de sus bases naturales, pero por otro lado no le quedaba otra opción si el PSC quería jugar la baza de la integración.
Las dos mitades en las que está inmersa la sociedad catalana hizo fracasar todo intento de integrar dentro de un mismo proyecto colectivo a sensibilidades catalanistas y españolistas. El PSC fue históricamente el lugar de encuentro de esas dos Cataluñas que siempre se han mirado con recelo. Se han producido abandonos del partido de una u otra sensibilidad en momentos puntuales e incluso está siempre la amenaza desde Ferranz de presentarse en Cataluña con las siglas del PSOE si el PSC se posiciona cercano a las tesis soberanistas.
El triunfo de Arrimadas lo cimentó en levantar un muro excluyente frente al muro separatista también excluyente. Son dos muros que políticamente se transforman en un pulso, y eso, o bien se gana o bien se pierde, pero en ningún caso deja ningun margen explorar un futuro juntos. Podemos afirmar que Arrimadas ganó la elecciones, pero España las perdió.
Para constituir el nuevo gobierno, antes, hay que resolver varias claves: situación de los presos de la anterior legislatura, la retirada del 155, la exigencia, o no, de la república catalana ... Ante esta situación tan complicada se generan dudas acerca de un hipotético acuerdo entre los independentistas para formar gobierno. Una de las dudas la genera la posición tan beligerante en defensa de continuar con la vía unilateral de la CUP, pero también, y no menos importante, quien tiene más apoyos para optar a la Presidencia (y resolver antes la situación anó,ala de los dos presidenciales). A estas alturas del debate y aunque los Comunes dijeron que se quedarán en la oposición, las presiones de parte de sus bases, pondrán a Domenech y a Pablo Iglesias en una situación muy incómoda y no se descarta la posibilidad que los Comunes sustituyan a la CUP como tercer partido del bloque independentista.
Veo a Arrimadas cómodamente asentada como jefa de la oposición en el Parlament en espera de nuevos acontecimientos y a Iceta buscando una salida del laberinto político que el resultado de las elecciones ha metido al PSC.
Como resumen podemos afirmar: el C's ganó las elecciones por primera a vez al independentismo y de forma incuestionable, se consolida el independentismo y se derrumba el PP pasando a ser una fuerza política insignificante en Cataluña. Me temo que la segunda vuelta de estas elecciones no resolverían ni aclararían nada y por tanto con este mapa electoral habrá que hacer política y componer un nuevo gobierno, aunque esté en una situación complicada e inestable. Puigdemont ha salido fortalecido de esta contienda, y aunque su situación es complicada jurídicamente, la realidad es que no le vendría mal un golpe de realismo y pensar que la fuerza de los independentistas no es suficiente para seguir con su hoja de ruta; y por otro lado Rajoy debe cambiar de estrategia, con él crece el independentismo y coloca la cuestión de identidad como el centro de la política con las consecuencias nefastas para todo el país. Su gestión ha permitido la eclosión de C's que se ha convertido en una amenazo para el PP, no sólo en Cataluña, sino en el resto de España.
El área metropolitana de Barcelona y Tarragona que había conectado tradicionalmente con la izquierda (de forma significativa con el PSC) y que había sido el contrapunto frente a las veleidades independentistas de la Cataluña rural e del interior esta vez le dio la espalda al socialismo porque antepusieron la identidad territorial por encima de su sentimiento social de izquierdas, la polarización del debate les hizo priorizar la identidad nacional. Es posible que las alegrías de Iceta en un discurso con guiños continuos al soberanismos (intención de pedir el indulto, oponerse en un primer momento al 155 ... ) lo alejó de sus bases naturales, pero por otro lado no le quedaba otra opción si el PSC quería jugar la baza de la integración.
Las dos mitades en las que está inmersa la sociedad catalana hizo fracasar todo intento de integrar dentro de un mismo proyecto colectivo a sensibilidades catalanistas y españolistas. El PSC fue históricamente el lugar de encuentro de esas dos Cataluñas que siempre se han mirado con recelo. Se han producido abandonos del partido de una u otra sensibilidad en momentos puntuales e incluso está siempre la amenaza desde Ferranz de presentarse en Cataluña con las siglas del PSOE si el PSC se posiciona cercano a las tesis soberanistas.
El triunfo de Arrimadas lo cimentó en levantar un muro excluyente frente al muro separatista también excluyente. Son dos muros que políticamente se transforman en un pulso, y eso, o bien se gana o bien se pierde, pero en ningún caso deja ningun margen explorar un futuro juntos. Podemos afirmar que Arrimadas ganó la elecciones, pero España las perdió.
Para constituir el nuevo gobierno, antes, hay que resolver varias claves: situación de los presos de la anterior legislatura, la retirada del 155, la exigencia, o no, de la república catalana ... Ante esta situación tan complicada se generan dudas acerca de un hipotético acuerdo entre los independentistas para formar gobierno. Una de las dudas la genera la posición tan beligerante en defensa de continuar con la vía unilateral de la CUP, pero también, y no menos importante, quien tiene más apoyos para optar a la Presidencia (y resolver antes la situación anó,ala de los dos presidenciales). A estas alturas del debate y aunque los Comunes dijeron que se quedarán en la oposición, las presiones de parte de sus bases, pondrán a Domenech y a Pablo Iglesias en una situación muy incómoda y no se descarta la posibilidad que los Comunes sustituyan a la CUP como tercer partido del bloque independentista.
Veo a Arrimadas cómodamente asentada como jefa de la oposición en el Parlament en espera de nuevos acontecimientos y a Iceta buscando una salida del laberinto político que el resultado de las elecciones ha metido al PSC.
Como resumen podemos afirmar: el C's ganó las elecciones por primera a vez al independentismo y de forma incuestionable, se consolida el independentismo y se derrumba el PP pasando a ser una fuerza política insignificante en Cataluña. Me temo que la segunda vuelta de estas elecciones no resolverían ni aclararían nada y por tanto con este mapa electoral habrá que hacer política y componer un nuevo gobierno, aunque esté en una situación complicada e inestable. Puigdemont ha salido fortalecido de esta contienda, y aunque su situación es complicada jurídicamente, la realidad es que no le vendría mal un golpe de realismo y pensar que la fuerza de los independentistas no es suficiente para seguir con su hoja de ruta; y por otro lado Rajoy debe cambiar de estrategia, con él crece el independentismo y coloca la cuestión de identidad como el centro de la política con las consecuencias nefastas para todo el país. Su gestión ha permitido la eclosión de C's que se ha convertido en una amenazo para el PP, no sólo en Cataluña, sino en el resto de España.
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