El sábado día 25 se celebró una reunión del Foro de Sevilla en Madrid, con el objetivo de elaborar un texto de bases que sirva para la redacción de una nueva ley educativa. Es importante, que desde todas las instancias elaboremos documentos que enriquezcan y acerquen posiciones hacia el consenso. Pero no seamos ingenuos, el concepto pacto tiene sentido si se acuerdan o se acercan posiciones enfrentadas en política educativa, lo contrario es movernos en el campo de los matices y en unir a las diferentes organizaciones del mismo campo ideológico, pero a eso no podemos llamarle Pacto.
El Pacto educativo se ha intentado en muchas ocasiones, y quizás, donde se estuvo más cerca fue cuando era Ministro de Educación Angel Gabilondo. Aún estamos preguntándonos por qué algunas organizaciones que habían comprometido la firma no se presentaron. De esta forma se rompió el "pacto social educativo"; el político era imposible de alcanzar, el PP no iba a comprometer una firma cuando querían el todo o la nada, o lo que es lo mismo la LOMCE por la LOE.
El Pacto no se consigue por análisis o fundamentos educativos mas o menos imaginativos o por diferencias en la exposición de motivos de los diferentes documentos o incluso por la voluntad de conseguirlo. El Pacto se consigue cuando resolvemos como entendemos el concepto de servicio público educativo, el papel de los conciertos educativos y si permanecen con que control por parte de la Administración, modelo de centro y de dirección ... Y cuando empezamos a resolver y a concretar estas cuestiones, u otras similares, los consensos se empezaran a erosionar.
Parece que no es un buen comienzo del "Foro de Sevilla" convocar la reunión en la sede de un Sindicato, sería preferible utilizar sedes más neutras con el fin de no ser manipulado y que no se le relacione ideológicamente, a no ser que ese fuese el objetivo. No obstante el documento elaborado será una importante aportación a las bases de la futura ley. Ley que tiene que contemplar la "interculturalidad" como un valor educativo; la "atención a la diversidad" como un principio básico; la "integración" como un derecho y la solidaridad de los PGE con los desfavorecidos económicamente como garantía de la igualdad de oportunidades.
La nueva ley debe volver a las "evaluaciones de diagnóstico" y eliminar las reválidas. Se debe erradicar los itinerarios segregacionistas y volver a una educación en valores laicos con carácter obligatorio para todo el alumnado.
Durante el curso pasado los partidos políticos al margen del PP y parte de la comunidad educativa, firmaron un documento por el que comprometían a derogar la LOMCE cuando la nueva composición del Parlamento lo permita y además contemplaba diez puntos que sería la base de la futura ley. Esta iniciativa política debe abrirse al debate con la sociedad y una vez acordada, los partidos políticos deben comprometerse a trasladarla al campo legislativo. En el debate abierto caben las organizaciones de padres y madres, los sindicatos, fundaciones y foros ...
En este contexto hablar de Pacto parece una quimera, sin embargo desde FETE seguimos planteando que se deben pactar unos mínimos para darle estabilidad a la educación. Estos mínimos deben alcanzar el aumento del PIB educativo, la lealtad institucional y el establecimiento de las prioridades que resuelvan los problemas que las evaluaciones internacionales diagnostican para nuestro sistema educativo.
El Pacto educativo se ha intentado en muchas ocasiones, y quizás, donde se estuvo más cerca fue cuando era Ministro de Educación Angel Gabilondo. Aún estamos preguntándonos por qué algunas organizaciones que habían comprometido la firma no se presentaron. De esta forma se rompió el "pacto social educativo"; el político era imposible de alcanzar, el PP no iba a comprometer una firma cuando querían el todo o la nada, o lo que es lo mismo la LOMCE por la LOE.
El Pacto no se consigue por análisis o fundamentos educativos mas o menos imaginativos o por diferencias en la exposición de motivos de los diferentes documentos o incluso por la voluntad de conseguirlo. El Pacto se consigue cuando resolvemos como entendemos el concepto de servicio público educativo, el papel de los conciertos educativos y si permanecen con que control por parte de la Administración, modelo de centro y de dirección ... Y cuando empezamos a resolver y a concretar estas cuestiones, u otras similares, los consensos se empezaran a erosionar.
Parece que no es un buen comienzo del "Foro de Sevilla" convocar la reunión en la sede de un Sindicato, sería preferible utilizar sedes más neutras con el fin de no ser manipulado y que no se le relacione ideológicamente, a no ser que ese fuese el objetivo. No obstante el documento elaborado será una importante aportación a las bases de la futura ley. Ley que tiene que contemplar la "interculturalidad" como un valor educativo; la "atención a la diversidad" como un principio básico; la "integración" como un derecho y la solidaridad de los PGE con los desfavorecidos económicamente como garantía de la igualdad de oportunidades.
La nueva ley debe volver a las "evaluaciones de diagnóstico" y eliminar las reválidas. Se debe erradicar los itinerarios segregacionistas y volver a una educación en valores laicos con carácter obligatorio para todo el alumnado.
Durante el curso pasado los partidos políticos al margen del PP y parte de la comunidad educativa, firmaron un documento por el que comprometían a derogar la LOMCE cuando la nueva composición del Parlamento lo permita y además contemplaba diez puntos que sería la base de la futura ley. Esta iniciativa política debe abrirse al debate con la sociedad y una vez acordada, los partidos políticos deben comprometerse a trasladarla al campo legislativo. En el debate abierto caben las organizaciones de padres y madres, los sindicatos, fundaciones y foros ...
En este contexto hablar de Pacto parece una quimera, sin embargo desde FETE seguimos planteando que se deben pactar unos mínimos para darle estabilidad a la educación. Estos mínimos deben alcanzar el aumento del PIB educativo, la lealtad institucional y el establecimiento de las prioridades que resuelvan los problemas que las evaluaciones internacionales diagnostican para nuestro sistema educativo.
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