Participé en un debate sobre educación organizado por el "Foro de Sevilla" en el cual estuvieron todas las organizaciones de izquierda junto a creadores de corrientes de opinión en materia educativa. Y me levanté del debate con cierta preocupación.
Percibí poca autocrítica por parte de la Comunidad Educativa en el intento de dotar a la educación de una estabilidad educativa a través de un Pacto. Por el contrario comprobé que había satisfacción por ayudar a que el Pacto fracasase.
Sabía que la derecha no quiería el Pacto porque aspira a una ley partidista y suya exclusivamente que pretende imponer al resto de la sociedad para instaurar una sociedad basada en la competitividad, donde la educación se convierte en una carrera de obstáculos para el alumnado; donde no se garantice la igualdad de oportunidades y además y de forma descarada apoyan a la red concertada en detrimento de la red pública, y digo bien red que no a los trabajadores de la concertada que aún están sin convenio y sobre los cuales la patronal basa su competencia con la red pública. Pero en la parte de la izquierda, por postulados ideológicos contrarios, me encontré que una parte támpoco está dispuesta a rebajar planteamientos y asumir los que garanticen la estabilidad. Es decir sólo defenderían otra ley partidista que intentaran imponer, y así sucesivamente se irán produciendo cambios legislativos cuando se produzcan cambios en los Gobiernos.
Nos encontramos en un momento donde las organizaciones que rechazamos la LOMCE tenemos que unir esfuerzos y remarcar lo que nos une por encima de nuestras discrepancias. Estamos en un proceso de movilizaciones sostenidas en el tiempo para convertirnos en la canalizacion de la Comunidad Educativa en su rechazo a una ley clasista, que se olvida de la educación en valores, que retrocede en las conquistas sociales y que ahondará más en los problemas educativos y sociales al descohesionar a la sociedad. Pero, siendo conscientes, que la movilización está siendo muy larga y que dependiendo de la CCAA el profesorado le ha devuelto a la Administración parte de sus retribuciones por secundar días de huelga convocadas. Tenemos que evaluar muy bien las acciones sindicales a desarrollar para no cometer el error de alejarnos con nuestras propuestas de la Comunidad Educativa.
Ahora el anteproyecto de ley va a entrar en el Parlamento, es la hora de los partidos políticos que también rechazan la LOMCE. Le corresponde a ellos tomar la iniciativa a través de las enmiendas y de los debates parlamentarios par frenar las intenciones del PP, o al menos aislarlos políticamente. Su trabajo parlamentario lo tienen que compaginar con una explicación de lo que supone implantar una ley como la LOMCE en nuestro país que rompe con el consenso generado en la Constitución. Las fuerzas sociales y sindicales debemos ayudar a través de la movilización a aislar al PP y al Gobierno y plantear un boicot en los centros al desarrollo de dicha ley.
Es mucho lo que nos jugamos para ahondar en las diferencías de las organizaciones que rechazamos la LOMCE. La FETE, en el debate, dejó claro que apoyamos leyes como la LODE que supuso la democratización de los centros educativos y controló el dinero público que se le dió a la concertada; apoyamos de forma crítica a la LOE porque los anclajes ideológicos en que se sustenta se corresponden con nuestras resoluciones congresuales, a pesar de que determinado articulado no nos guste. Y ahora estamos dispuestos a unirnos a aquellos que rechazan el anteproyecto de ley. Pero también decimos que la Escuela Publica se defiende en positivo, que sus valores están por encima de los ataques a la que está sometida por el PP; que las movilizaciones en procesos de escolarización hay que medirlas mucho y que tenemos que hacer una autocrítica constante del funcionamiento de nuestros centros para mejorar y procurar que las familias opten por los centros de la red pública.
Movilizaciones sí, pero priorizando la unidad de todos y respetando la idiosincrasia y postulados de cada una de las Organizaciones convocantes.
Percibí poca autocrítica por parte de la Comunidad Educativa en el intento de dotar a la educación de una estabilidad educativa a través de un Pacto. Por el contrario comprobé que había satisfacción por ayudar a que el Pacto fracasase.
Sabía que la derecha no quiería el Pacto porque aspira a una ley partidista y suya exclusivamente que pretende imponer al resto de la sociedad para instaurar una sociedad basada en la competitividad, donde la educación se convierte en una carrera de obstáculos para el alumnado; donde no se garantice la igualdad de oportunidades y además y de forma descarada apoyan a la red concertada en detrimento de la red pública, y digo bien red que no a los trabajadores de la concertada que aún están sin convenio y sobre los cuales la patronal basa su competencia con la red pública. Pero en la parte de la izquierda, por postulados ideológicos contrarios, me encontré que una parte támpoco está dispuesta a rebajar planteamientos y asumir los que garanticen la estabilidad. Es decir sólo defenderían otra ley partidista que intentaran imponer, y así sucesivamente se irán produciendo cambios legislativos cuando se produzcan cambios en los Gobiernos.
Nos encontramos en un momento donde las organizaciones que rechazamos la LOMCE tenemos que unir esfuerzos y remarcar lo que nos une por encima de nuestras discrepancias. Estamos en un proceso de movilizaciones sostenidas en el tiempo para convertirnos en la canalizacion de la Comunidad Educativa en su rechazo a una ley clasista, que se olvida de la educación en valores, que retrocede en las conquistas sociales y que ahondará más en los problemas educativos y sociales al descohesionar a la sociedad. Pero, siendo conscientes, que la movilización está siendo muy larga y que dependiendo de la CCAA el profesorado le ha devuelto a la Administración parte de sus retribuciones por secundar días de huelga convocadas. Tenemos que evaluar muy bien las acciones sindicales a desarrollar para no cometer el error de alejarnos con nuestras propuestas de la Comunidad Educativa.
Ahora el anteproyecto de ley va a entrar en el Parlamento, es la hora de los partidos políticos que también rechazan la LOMCE. Le corresponde a ellos tomar la iniciativa a través de las enmiendas y de los debates parlamentarios par frenar las intenciones del PP, o al menos aislarlos políticamente. Su trabajo parlamentario lo tienen que compaginar con una explicación de lo que supone implantar una ley como la LOMCE en nuestro país que rompe con el consenso generado en la Constitución. Las fuerzas sociales y sindicales debemos ayudar a través de la movilización a aislar al PP y al Gobierno y plantear un boicot en los centros al desarrollo de dicha ley.
Es mucho lo que nos jugamos para ahondar en las diferencías de las organizaciones que rechazamos la LOMCE. La FETE, en el debate, dejó claro que apoyamos leyes como la LODE que supuso la democratización de los centros educativos y controló el dinero público que se le dió a la concertada; apoyamos de forma crítica a la LOE porque los anclajes ideológicos en que se sustenta se corresponden con nuestras resoluciones congresuales, a pesar de que determinado articulado no nos guste. Y ahora estamos dispuestos a unirnos a aquellos que rechazan el anteproyecto de ley. Pero también decimos que la Escuela Publica se defiende en positivo, que sus valores están por encima de los ataques a la que está sometida por el PP; que las movilizaciones en procesos de escolarización hay que medirlas mucho y que tenemos que hacer una autocrítica constante del funcionamiento de nuestros centros para mejorar y procurar que las familias opten por los centros de la red pública.
Movilizaciones sí, pero priorizando la unidad de todos y respetando la idiosincrasia y postulados de cada una de las Organizaciones convocantes.
Muy real y en la postura que muchos estamos por la Escuela Publica amplia.
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