La educación de los países mediterráneos pertenecientes a la Unión Europea, está siendo sometida de una forma más exigente a los rigores a los que obliga la crisis económica. Las exigencias del cumplimiento del déficit (3.5% en el 2015) no dejan margen a los Gobiernos para ir paliando los efectos nefastos que tiene la crisis sobre los servicios públicos y en especial sobre la educación. Los Presupuestos educativos recortados en torno a un 15 % están vapuleando a la comunidad educativa. A las familias que ven como se encarece un servicio esencial como la educación; al alumnado que recibe menos ayudas y refuerzos educativos y al profesorado que recae sobre sus espaldas los recortes como profesional y como perteneciente a un trabajador de un servicio esencial.
El descenso presupuestario que año tras año viene sufriendo la educación, se concreta socialmente en una quiebra de la equidad y de la cohesión social. La educación deja de tener un papel integrador y deja de ser una garantía para garantizar la igualdad de oportunidades para los ciudadanos/as de estos países. Las consecuencias en la merma de los presupuestos educativos no las sufren las familias con altos poderes adquisitivos, ya que pagarán la calidad educativa de sus hijos; la sufrirán las familias con un poder adquisitivo bajo que necesitan de un servicio educativo de calidad para procurar una salida profesional digna para sus hijos.
Los alumnos que tienen dificultades en su proceso de aprendizaje y que necesitan de programas de ayuda que compensen las deficiencias, son los que más sufren las consecuencias de la desaparición de este tipo de programas y ayudas. La disminución del número de profesores por centro y el aumento del número de alumnos por aula son elementos que impiden una mayor personalización del proceso del aprendizaje, sufriendo las consecuencias los que más dificultades tienen.
Desde el punto de vista profesional este periódo se caracteriza por la pérdida de conquistas profesionales y sociales, conseguidas año tras año a través de luchas sindicales, que suponen un ataque a los derechos adquiridos por los docentes. En este sentido la pérdida del poder adquisitivo de nuestros salarios y la pérdida de las jubilaciones anticipadas en el sector educativo, son un buen ejemplo de ello.
El descenso de las partidas presupuestarios en educación, afecta también de una manera determinante a las condiciones laborales del profesorado. El aumento del horario laboral, el aumento del número de alumnos por aula, el aumento de la jornada laboral junto a la disminución de nuestros salarios, son medidas que los Gobiernos de estos países están llevando a cabo y merman por un lado nuestros derechos y por otro afectan a la calidad de la enseñanza.
En este sentido los Sindicatos Educativos pertenecientes a la Confederasión Sindical Europea trasladamos la exigencia a la U.E. para que se apruebe en el Parlamento Europeo directrices hacia los Gobiernos para que los presupuestos educativos de los diferentes países queden al margen de los recortes y de las exigencias del déficit público, llevando a la práctica las recomendaciones de la OCDE de dotar a la educación de los medios y recursos necesarios.
El descenso presupuestario que año tras año viene sufriendo la educación, se concreta socialmente en una quiebra de la equidad y de la cohesión social. La educación deja de tener un papel integrador y deja de ser una garantía para garantizar la igualdad de oportunidades para los ciudadanos/as de estos países. Las consecuencias en la merma de los presupuestos educativos no las sufren las familias con altos poderes adquisitivos, ya que pagarán la calidad educativa de sus hijos; la sufrirán las familias con un poder adquisitivo bajo que necesitan de un servicio educativo de calidad para procurar una salida profesional digna para sus hijos.
Los alumnos que tienen dificultades en su proceso de aprendizaje y que necesitan de programas de ayuda que compensen las deficiencias, son los que más sufren las consecuencias de la desaparición de este tipo de programas y ayudas. La disminución del número de profesores por centro y el aumento del número de alumnos por aula son elementos que impiden una mayor personalización del proceso del aprendizaje, sufriendo las consecuencias los que más dificultades tienen.
Desde el punto de vista profesional este periódo se caracteriza por la pérdida de conquistas profesionales y sociales, conseguidas año tras año a través de luchas sindicales, que suponen un ataque a los derechos adquiridos por los docentes. En este sentido la pérdida del poder adquisitivo de nuestros salarios y la pérdida de las jubilaciones anticipadas en el sector educativo, son un buen ejemplo de ello.
El descenso de las partidas presupuestarios en educación, afecta también de una manera determinante a las condiciones laborales del profesorado. El aumento del horario laboral, el aumento del número de alumnos por aula, el aumento de la jornada laboral junto a la disminución de nuestros salarios, son medidas que los Gobiernos de estos países están llevando a cabo y merman por un lado nuestros derechos y por otro afectan a la calidad de la enseñanza.
En este sentido los Sindicatos Educativos pertenecientes a la Confederasión Sindical Europea trasladamos la exigencia a la U.E. para que se apruebe en el Parlamento Europeo directrices hacia los Gobiernos para que los presupuestos educativos de los diferentes países queden al margen de los recortes y de las exigencias del déficit público, llevando a la práctica las recomendaciones de la OCDE de dotar a la educación de los medios y recursos necesarios.
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